El virus de la leucemia felina (VLFe, FeLV en inglés) es un retrovirus que infecta a los gatos. El VLFe se transmite entre los gatos infectados a través de la saliva o las secreciones nasales. Si no es derrotado por el sistema inmune del animal, el virus puede llegar a ser mortal. Este virus causa un tipo de cáncer de las células sanguíneas, los linfocitos, es decir una leucemia.
La transmisión puede producirse por medio del lamido con el cual acostumbran a asearse entre si los felinos (grooming) o por heridas de mordeduras ocasionadas durante una pelea (el virus se encuentra en grandes cantidades en la saliva de los animales enfermos). También puede contagiarse a partir de secreciones nasales, sangre, orina, materia fecal, lágrimas y leche. En forma menos probable, aunque posible, se citan como fuentes potenciales de riesgo el compartir tanto el recipiente de la comida como la bandeja sanitaria.
Una gata gestante infectada puede transmitir la enfermedad a sus fetos a través de la placenta y también a los cachorros durante la lactancia.
El virus es muy poco resistente a las condiciones ambientales habituales de un hogar y es destruido fácilmente por la mayoría de los desinfectantes, jabones, el calor, la luz solar y la desecación. Por esa razón, una vez fuera del animal no sobrevive más que algunas horas.
Este microorganismo representa la principal causa de cáncer en los gatos, provoca diversos trastornos sanguíneos y puede conducir al animal a un estado de inmunodeficiencia que disminuye su capacidad natural para protegerse de las infecciones. De esta forma, el gato queda expuesto a la acción de bacterias, virus, hongos y otros agentes biológicos con los que normalmente está en contacto aunque sin afectar su salud pero que, en este caso, pueden ocasionarle daños severos debido a las bajas defensas del animal. Estas infecciones secundarias son las responsables de la mayoría de las enfermedades asociadas con ViLeF.
Síntomas
Al cabo de algunas semanas, meses, o a veces años posteriores a la infección inicial, la salud del gato comienza a deteriorarse paulatinamente o a presentar enfermedades recurrentes seguidas de estados temporales de salud relativa. Entre los principales signos que pueden destacarse caben mencionar: pérdida de apetito, disminución progresiva de peso, desmejoramiento del aspecto y calidad de su pelaje, aumento de tamaño de los nódulos linfáticos, fiebre persistente, infecciones en la piel, la vejiga (cistitis), las vías aéreas superiores, diarrea, cambios de conducta, trastornos reproductivos, entre otros.
Manteniendo los cuidados de salud adecuados y en condiciones ideales un gato infectado puede vivir con un aparente estado de salud durante meses muriendo al cabo de dos o tres años del momento de la exposición inicial con el virus.
Un gatito con leucemia, es fuente de infección para otros gatos, y padece una enfermedad de la que debemos ser conscientes. La leucemia felina no se transmite a las personas, pero si a otros gatos, por lo que no debe estar en contacto con ellos ni compartir fuentes de agua y comida. Será un gato con mayor probabilidad de padecer enfermedades, pero si lo asumimos y somos responsables, podrá vivir con nosotros y tener una vida prácticamente normal.
Diagnótico
Existen fundamentalmente dos tipos de pruebas de diagnóstico sanguíneo de leucemia felina: el Test de Elisa y la inmuno fluorescencia indirecta. En ambas el principio de la prueba es el mismo: la detección en la sangre del gato infectado de una proteína interna del virus llamada p27 que es común a todas las cepas.
Cabe destacar que el virus de la leucemia se detecta en sangre (viremia) solo en dos estadios de la infección: existe una viremia primaria donde algunos gatos pueden presentar una respuesta inmune efectiva, eliminar al virus de la sangre y detener el curso de la infección. Pero si esto no sucede, al cabo de un tiempo el gato presenta una viremia secundaria donde la infección alcanza un punto de no retorno terminando con la vida de la mascota.
Tratamiento
Lo esencial para cuidar a un gato positivo en el VLFe es protegerlo de la exposición a otras enfermedades, asegurar una buena nutrición, vacunarlo regularmente contra otras enfermedades, evitar situaciones de estrés, controlar los parásitos internos y externos y el tratamiento temprano de cualquier síntoma que aparezca.
Aunque no existen tratamientos específicos para la leucemia felina, algunos medicamentos inmunoestimulantes pueden ser de utilidad para mantener el sistema inmunológico del gato en buen estado. El veterinario indicará los tratamientos apropiados para los distintos síntomas y enfermedades que puedan presentarse.
Prevención
El cumplimiento con un adecuado plan de vacunación es la mejor medida para la prevención tanto de esta enfermedad como de muchas otras de los felinos
En condiciones ideales, y debido a la inmunodeficiencia que provocan los retrovirus, antes de vacunar a un gato el profesional veterinario debería tener la certeza de que ese animal está libre de este tipo de virus para lo cual sería conveniente efectuar las pruebas diagnósticas tanto para ViLeF como para VIF.