Muchos propietarios les dan huesos a sus perros y nunca les ha pasado nada malo, pero también hay que saber, que otros, han tenido que lamentar la pérdida de la mascota por ignorar hasta qué punto pueden ser perjudiciales los huesos.
Muchos han muerto por una peritonitis causada por la perforación de intestinos, otros han muerto ahogados por el atascamiento de un hueso en la garganta, como así también han sufrido obstrucciones que requieren cirugías poniendo en riesgo la vida de nuestro perro. Los huesos pueden ocasionar lesiones bucales en las encías, paladar y en la lengua, formando llagas y úlceras peligrosas para el perro. Por esto, no es recomendable darle huesos.
Si el perro intenta tragar el hueso o lo traga de forma accidental, éste puede quedar atorado
en la garganta impidiendo la respiración.
Los huesos producen desgaste dental y hasta pueden provocar fracturas dentales.